por: Fabiana Correa Bracete
Tras la llegada del virus, (COVID-19), ha cambiado la rutina y la vida de todos… Desde entonces nos tuvimos que ir a nuestros hogares para cumplir con la orden ejecutiva de Puerto Rico, la famosa cuarentena. Fue así, que poco a poco nos fuimos adaptando a la nueva realidad, una realidad completamente virtual. Esta realidad implica tomar cursos escolares y universitarios desde nuestros hogares, algunos trabajos fueron adaptados de manera remota. En fin, desde la pandemia toda actividad gira desde nuestros hogares.
Jamás en la historia moderna, los países habían detenido sus actividades económicas, culturales o sociales. Todos nos encontrábamos en el mismo barco, aislados. Algo muy curioso es que muchas ciudades con destinos de interés turístico, se encontraban vacías sus calles y/o atracciones. Entre estas: las calles de la ciudad que jamás duerme, Nueva York; se encontraba vacía, también cada zona turística en Italia se encontraba vacía y, por consiguiente, así se ha visto el panorama para el sector turístico de cada país; ha disminuido la cantidad de visitantes a estas atracciones.
Adjunto imagen sobre el tema del párrafo pasado.

A pesar de la crisis sanitaria y emocional, que está ocurriendo durante este periodo de aislamiento me he sentido tranquila. Quizás te preguntes, ¿cómo puede sentirse tranquila? Mi respuesta es, que yo sé en quien he puesto mi confianza y es en Dios, aquel quien tiene el control de todas las cosas, quien cuida de mí y de mi familia.

Durante este tiempo de pandemia, hemos aprendido muchas cosas. Antes podíamos disfrutar de esos pequeños detalles que perdíamos de vista por el ajoro de nuestro día a día. ¿Cómo cuales detalles? Bueno, como poder abrazar a un familiar o amistad, interactuar con las personas que nos rodean de manera libre, ir de road trip o viajar y hasta estudiar o trabajar de manera presencial. Estos detalles mencionados, pensábamos que eran algo cotidiano y algo permanente en nuestras vidas, pero la crisis sanitaria nos trae enseñanzas.

En conclusión, de algo estoy segura y es que hemos aprendido y continuaremos aprendiendo muchas lecciones y/o enseñanzas en esta tiempo. Es importante, tomar todas las medidas preventivas, para proteger a nuestra familia, como a nosotros mismos. Es hermoso ver como desde lejos estamos tan unidos. Como dice la canción de esperanza de Lucia Gil, “volveremos a juntarnos…, romperemos ese metro de distancia entre tu y yo”. ¡Con Dios por delante venceremos cualquier adversidad!

Espero que este escrito te sirva como reflexión.
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¡Será hasta la próxima!
Con cariño,
❀ Fabiana Correa Bracete ❀